No sé si estarás de acuerdo, pero a mí me ha impresionado la inagotable inventiva y capacidad de adaptación que han mostrado tanto los trabajadores como las empresas durante los altibajos de la pandemia. Al inicio, pudimos ver cómo las mesas del comedor, el rincón de la cocina o el garaje se convertían rápidamente en oficinas domésticas totalmente funcionales, al tiempo que las empresas se transformaban en prácticamente virtuales al 100 % de la noche a la mañana. (FastCompany ha captado esos momentos en forma de meme para nosotros).
Más adelante, una vez acomodados a ese ritmo, compramos sillas y escritorios con carácter más definitivo y decoramos esos espacios sacados de la nada con plantas y cuadros para que nuestras oficinas caseras se parecieran más a las “de verdad”. Las empresas también intensificaron sus esfuerzos para acelerar la transformación digital con inversiones en tecnologías diseñadas para facilitar el trabajo dese cualquier lugar y en cualquier momento. Los resultados fueron buenos para todos, ya que la productividad se mantuvo estable y, en muchos casos, incluso aumentó durante ese periodo.
Y ahora, ¿qué pasa con el trabajo?
Ahora, cuando las cosas empiezan a volver a su cauce, percibimos el papel de la oficina de forma diferente. La mentalidad de ir al trabajo de 9 a 5 se ha esfumado. Todos queremos tener un mayor control y flexibilidad sobre dónde y cuándo trabajamos, lo que significa que la forma de trabajar va a tener que seguir transformándose.
Muchas empresas ya han asumido este cambio y han adoptado o están tratando de adoptar modelos de trabajo híbridos. Así pues, ha llegado el momento de dar un paso atrás, de dejar de responder reactivamente a las condiciones cambiantes de la pandemia y de pensar de una manera más proactiva en cómo nos imaginamos el funcionamiento del teletrabajo a largo plazo.
El hecho es que cuando la mayoría de las empresas echan un vistazo a su entorno híbrido, se dan cuenta de que este se compone de una amalgama de tecnologías y proveedores. Es probable que cada uno de esto recursos haya sido elegido por la urgencia de resolver un problema o una necesidad concreta en un momento determinado, en lugar de formar parte de una estrategia global. Este enfoque fragmentado de la digitalización y la automatización puede añadir complejidad y riesgos innecesarios a las operaciones, lo que puede ralentizar el avance, añadir costes y generar experiencias frustrantes para todos los participantes.
Como teletrabajadores, nos damos cuenta de ello cada vez que tenemos que ir cambiando entre dos o tres herramientas diferentes para conseguir hacer algo. O cuando tenemos que solucionar problemas para los que simplemente no disponemos de las herramientas necesarias para hacerlo fácilmente. Un estudio de Deloitte desvela que los trabajadores se ven obligados a alternar entre diferentes aplicaciones en el lugar de trabajo unas 10 veces por hora, lo que se traduce en 32 días al año de pérdida de productividad laboral.
Estas 4 capacidades pueden mejorar la productividad y la eficacia del teletrabajo
Si queremos asegurarnos de que podemos transformar de verdad la forma de trabajar, precisaremos de una estrategia integral que defina lo que realmente necesitamos, de forma que podamos elegir las soluciones que nos permitan obtener los mejores resultados. Para impulsar estas estrategias de espacios de trabajo híbridos, hacen falta tecnologías y proveedores que puedan transformar todos nuestros flujos de trabajo basados en documentos a fin de satisfacer mejor las necesidades tanto de los empleados como de la empresa. Las cuatro capacidades principales necesarias en las soluciones destinadas a ofrecer una productividad y eficiencia óptimas son las siguientes:
1. Experiencias digitales de extremo a extremo
Una solución de productividad que proporcione una experiencia integral debe ser capaz de asistir a todo el proceso de creación de contenidos, de principio a fin, para proporcionar un flujo de trabajo verdaderamente unificado que pueda impulsar nuestro negocio y optimizar nuestra experiencia digital.
2. Flexibilidad
Para satisfacer nuestras necesidades siempre cambiantes se requiere de una solución de productividad que funcione en todos los sistemas operativos (por ejemplo, Windows o Mac), en todos los dispositivos (por ejemplo, en los móviles) y en todo el mundo, a fin de garantizar que podamos trabajar desde cualquier lugar, en cualquier momento y con cualquier sistema que utilicemos.
3. Seguridad y cumplimiento normativo
Nuestros flujos de trabajo se nutren de datos que deben protegerse y gestionarse de forma que se reduzcan los riesgos y se cumpla con todas las normativas pertinentes del sector a nivel internacional. Podemos encontrarnos con un gran número de directrices legales y normativas a las que debemos atenernos, muchas de las cuales pueden cambiar en función del lugar en el que se desarrolle el proceso comercial y del tipo de datos en cuestión. Una solución de productividad debería ser capaz de navegar por todas ellas para que podamos seguir trabajando donde sea que necesitemos llevar a cabo nuestros negocios.
4. Tiempos de valoración rápidos
El tiempo es oro, por lo que garantizar que las soluciones de productividad puedan ayudarnos a hacer más cosas, más rápido y más fácil que nunca parecería ser una cuestión más que evidente, pero en realidad es algo que debemos buscar de manera deliberada. Una solución que sea intuitiva y fácil de usar, así como sencilla de incorporar a los flujos de trabajo existentes, puede garantizar una progresión rápida y una adopción amplia a fin de obtener los mejores resultados. Un enfoque único y centralizado puede proporcionarnos la visibilidad y el control necesarios de todo el proceso de creación de contenidos para generar un importante ahorro de costes y tiempo.
Para obtener más detalles sobre lo que buscar y cómo evaluar las soluciones de productividad para garantizar que son las que mejor se adaptan a tus necesidades, consulta este informe.